Martín, el joven de Victoria que lucha por su vida: ‘tarde o temprano ganaré’

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Martín, el joven de Victoria que lucha por su vida: ‘tarde o temprano ganaré’

Por Blanca Esthela Hernández D/ Tomado de  www.gaceta.mx

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Martín Lozano Martínez tiene el miércoles 9 un combate definitorio y lo encara como lo que es: un luchador nato.
El enemigo a vencer es el más grande y peligroso oponente que ha enfrentado a lo largo de sus apenas 23 años: el cáncer.
Ya lleva dos rounds ganados (dos cirugías) y va por el más terrible y peligroso, el tercero.
Pero el joven victorense no se dobla y su siguiente mensaje lo demuestra:
“Esta vez me encuentro luchando en una pelea diferente, tal vez mi oponente sea más grande, tal vez sea más agresivo, algo con lo que nunca me he enfrentado y ha derrotado a muchas, muchas personas, pero no es más fuerte que yo y no me va a derrotar a mí, a pesar de que en algún momento llegué a ver esta pelea como perdida, gracias a mi familia, mi novia, amigos y personas que me quieren y apoyan, sigo de pie luchando y ahora con más fuerza que nunca, es una pelea en la que nunca me rendiré hasta ganarla, y sé que lo lograré tarde o temprano 3er round”.
El caso de Martín es considerado por los médicos como excepcional, pues de acuerdo con los rangos de la medicina el cáncer epidermoide ataca la células de la piel pero en el área bucal, y ocasiona una afectación terrible a la lengua, laringe, faringe, músculos maxiliares, supramaxilares y puede generar metástasis o diseminación desde el cerebro hasta cualquier otra parte del cuerpo.
Martín Lozano, padre del joven, cuenta lo que han vivido a lo largo de 11 meses desde que a su hijo se le diagnosticó el cáncer, un doloroso peregrinar que los ha llevado a buscar opciones de su supervivencia a Estados Unidos, luego de que en México no quedaron puertas por abrir.
-Llegar hasta Houston, Texas, sólo con la gasolina y 12 pesos en la cuenta fue una necesidad de supervivencia, no es por gusto o excentricidad, sino que le apostamos a México y a los mexicanos. Vimos los mejores hospitales privados y especialistas, estamos allá (en Houston) sin dinero porque el dinero nos lo acabamos en nuestro país, esa es la realidad -relata Martín Lozano, un ex funcionario de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, ex AMP y ex fiscal para asuntos especiales.
Recuerda que todo empezó desde diciembre del 2015: “nosotros traemos ya 10 u 11 meses con este proceso, y por supuesto hemos visto muchas opciones médicas, desde la medicina ortodoxa que es la oncología, inmunología, biología celular, los especialistas en tratamiento del dolor, los especialistas en cuidados paliativos, que es en lo que estamos ahorita; patólogos, patólogos orales y todos sin excepción han llegado a la conclusión de que el caso de Martín es excepcional. Es decir, la enfermedad que lo ataca es en un rango muy bajo ataca a los jóvenes porque ese tipo de cáncer ataca a personas mayores de 50 años. Para los especialistas no es raro ver a una persona con cáncer de esa edad (adultos) porque los principales factores son el tabaco y el alcohol, que requiere muchos años de consumo para que te afecten; entonces, en el caso de Martín, debería de haber empezado a ingerir alcohol y tabaco a los 4 o 5 años. Y el tercer tipo de factor o incidencia es el que le llaman ellos el diagnóstico X, que puede ser lo que llaman una descompensación genética. ¿Cuál es el origen?… no lo saben”.

De hecho, dice que cuando les confirmaron el diagnóstico patológico y agotaron todo en Tamaulipas se fueron a uno de los mejores hospitales de Monterrey, solo que la enfermedad es impredecible, “casi perfecta porque hasta ahora no la han podido descifrar”.

-¿No han tenido en algún momento un punto de quiebre, durante este proceso, que empieces a perder la fe?
-No, nunca hemos tenido ni siquiera por un segundo la posibilidad de que no vayamos a tener éxito. Hemos tenido puntos de quiebre en el sentido de que el dolor casi nos doblega. Hubo un momento en el que incluso nos sentimos como acorralados, como en un camino sin salida; como se dice topamos con pared y nuestra salida fue la fe y la fuerza de nuestro hijo. Cómo era posible que nosotros nos doblegáramos si él nunca lo ha hecho.

Martín Lozano atribuye la fuerza y entereza de su hijo a su afición por las artes marciales y a la lucha grecorromana, especialidad ésta en que alguna vez fue nombrado novato del año.

-Él no se ha rendido nunca jamás, yo estoy casi las 24 horas con él, tiene momentos alegres a pesar de su enfermedad. Incluso saliendo de sus tratamientos me ha pedido que lo lleve a tal evento, de los que él practicaba, como el Tae Kwon Do, Muay Thai, Jiu Jitsu brasileño, incluso lucha grecorromana.
De ahí que el eslogan de Martín sea el de una lucha más.

Casi al borde del llanto, Martín Lozano padre señala que cuando su hijo escribió el post en el que habla de que va por su tercer round, eso lo potenció, al grado de que cuando se encuentra deprimido o baja los brazos, lee lo que escribe su hijo y eso lo catapulta.

-Nosotros hablamos en una analogía con ese deporte para animarlo, motivarlo. Y yo le digo: sabes que no debes bajar la guardia. Y me dice claro que no, nunca. Y más tarde escribe un post muy impactante para mí y creo que para muchos, porque Martín tiene además un carisma enorme, que hoy ha logrado atraer la atención de futbolistas profesionales. Ya le escribieron Rubens Sambueza (del América), Migue Layún, del Oporto y Jonathan Orozco (portero del Monterrey).
Aquí Martín Lozano sonríe, porque esos no son equipos de los que su hijo sea fan, lo que hace más importante el gesto de los jugadores.
Recuerda también que a su hijo le conmovió tanto el anuncio que hiciera el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), en el que lo llama un luchador de la vida, y el que le atribuyen a Julio Cesar Chávez y a Gennady Golovkin, el actual campeón en esa categoría, que le regalaron unos guantes autografiados para que le sirvan para allegarse recursos para su tratamiento. Son, dice, una bendición, como muchas que han recibido de amigos, conocidos y gente que no conocen y que los han apoyado.

-Martín no busco eso, son bendiciones que le han llegado, Los guantes autografiados que le obsequiaron se están subastando para sacar fondos. Pero más que esa contribución, que por supuesto es de agradecimiento y se ocupan, a él lo fortalece hasta las lágrimas el saber que le envían esas muestras de apoyo, y a nosotros por supuesto más.

Aunque dice que no hay recurso que alcance para contrarrestar este terrible mal, Martín Lozano agradece y reconoce el impresionante apoyo de la gente, que les ha enseñado a ser diferentes cada día y cada momento, y sobre todo el entendimiento de que la vida es un regalo de Dios.

-Antes pensaba que la vida era humana y nada más; pensaba que yo podía hacerlo porque me preparaba y estaba capacitado para hacerlo. Aunque le agradecía a Dios, decía es por mí, pero cuando viene esto me doy cuenta que yo no puedo solucionar, aun teniendo los recursos económicos y después digo; encontré el camino, la verdad. Y no soy un devoto, ni soy un cristiano, ni soy de ningún otro tipo de religión, más que creencia en un Dios que me ha demostrado su existencia, su amor por nosotros.

Asegura que la vida lo transformó en 3 días, cuando el primero de agosto a él y a Martín les dicen que la enfermedad regresó, que es fatal y que están ante la posibilidad de que solo dure tres meses con vida.
-Y ya superamos los tres meses -dice un esperanzado Martín Lozano.

Con un temple inusual, Martín da cuenta que el primero de agosto les dan el diagnóstico confirmatorio de recurrencia, con una prognosis de tres meses de vida para su hijo, algo que ya han superado y están de pie.
-En ese momento salimos de pie del hospital porque Dios es grande, tratando de procesar la información con un panorama terrible. Incluso en mi mente se amontonaron ideas negativas, tan duro como pensar en cómo tendrían que ser los funerales de Martín.

Sin embargo dice que pensó de esa manera porque estaba equivocado, estaba pensando como una persona simple, terrenal, y cuando se da cuenta que no iba a poder ni con eso ni con nada más, buscó ayuda en un amigo. Y ese amigo es Dios, y es Él quien lo mantiene firme, al pie del cañón.

-Tengo muchos amigos en la tierra y la ayuda es diferente: la palmada, el aliento, las palabras de consuelo que te reconfortan, por supuesto es algo invaluable, pero la ayuda del que no vemos físicamente pero lo sentimos es mayúscula, es impresionante, y eso te da una energía invencible.

Y afirma que con esa misma energía que le da Dios él le dice a Martín: “esta es una pelea más, una lucha más. ¿Y sabes por qué la vas a ganar? Porque tienes la mejor estrategia y el mejor couch, que es Dios”.

Admite también que hasta antes de la enfermedad Martín era un joven, tal vez como muchos, que le apostaba a la ciencia, a la capacidad, a la lógica y a la razón y se dio cuenta que además de esos conceptos está el de la divinidad, el de alimentar al espíritu y el alma. Entonces abrió su corazón y eso lo mantiene hoy de pie.

-Dices que percibiste los funerales de tu hijo ¿cambiaste la percepción de ese día a hoy?

-Sí, claro, por supuesto. Fue como algo mágico. Yo lo platico y no me da vergüenza decirlo.

-Pero lamentablemente tienes que considerarlo porque puede ocurrir ¿no?

-Sí. Algo muy importante que tengo que decir y reconoce: esa reconversión que yo tuve, lo digo como un acto maravilloso, no me despega los pies de la tierra jamás. Sé la realidad que estoy viviendo, pero la veo diferente. Es decir, la fuerza que me irriga Dios me permite ver las cosas diferentes propositivamente, sin que desconozca, sin que ignore lo que estoy enfrentando en la tierra. No hay una desconexión entre la forma en que estoy viendo cómo vamos a salir de esta y la realidad existente. De otra manera yo me sentaría en un sofá cruzado de brazos a decir: Dios, has todo el trabajo porque eres el todopoderoso. No, eso es un error y una confusión, él me da las fuerzas, él se me manifiesta momento a momento, pero en la tierra yo hago un trabajo, tengo que hacer cosas. Dios se nos manifiesta de muchas formas y luego uno se queja y Dios te dice: yo te las puse ahí y tú no las viste.

-A veces ocurren tragedias terribles, como esta, para luego poder pasar a un camino desconocido. ¿Ustedes creen o quisieran que Martín estuviera predestinado para salir adelante de esta lucha y crecer más como persona?

-Sí, nosotros estamos convencidos de que él va a salir victorioso porque tiene un propósito que cumplir. Como yo lo he dicho, lo insisto y lo seguiré diciendo. Somos un testimonio de vida ya, para mí la vida cambió en un instante como cambia en cada momento, pero para bien. Independientemente de lo que Dios tenga planificado para nosotros, y de manera particular para Martín, nosotros ya decidimos estar en otro momento, ser otras personas, diferentes a lo que éramos antes de esto y contribuir en lo que sea posible. Ayudar a la gente, simple y sencillamente ser mejores personas, que no es que no lo fuéramos, sino como que lo considerábamos en automático y había que sentirlo, y cuando las cosas tú las sientes no necesitas trabajarlas, no necesitas pensarlas, te salen bajo un concepto natural. Yo me siento en ese camino, Martín está en ese camino, Margarita mi esposa y mi hija Alejandra también.

Refiere que hasta algunos meses él no podía platicar de este tema (Martín) sin que se derrumbara y le ganara el llanto, “pero hoy puedo platicar hasta con alegría, a pesar de que estamos en el proceso de sanación; pero esa alegría me proviene de una fuerza que me dice tú vas a salir adelante, tu hijo va a salir adelante. El dolor, yo lo he dicho, el dolor es terrible, los momentos que estamos pasando día a día, pero eso es un paso hacia el camino de la esperanza, porque el dolor nos enseña que estamos vivos, que vamos avanzando, que hay una esperanza, que hay una posibilidad. Y no lo veo yo de otra forma, yo no lo veo como algo en contra, sino como algo a favor”.

-No sé qué viene después, pero si estamos aquí es porque Dios así lo quiere, así lo quiso. Dios puso quizás lo medios para llegar a un hospital, me ha puesto los medios tal vez para llegar ante determinada persona que tiene para nosotros una opción, una alternativa, una solución. El próximo miércoles Martín tiene una cita definitoria con estos nuevos médicos que los atienden en Houston, y ese día se determina el paso a seguir médicamente.

Reseña que la prognosis en México era fatalista. Las cirugías que se le hicieron, las radiaciones que se le dieron en cantidades tremendas y las quimioterapias potentísimas no vencieron y la opción era solamente una cirugía con panorama devastador, incierto, que ante un posible éxito de esa cirugía la calidad de vida de su hijo iba a ser exageradamente mala.

Y en la búsqueda de nuevas opciones de supervivencia existe una esperanza de vida en el Md Anderson, de Houston, Texas.
Y lo dice Martín: “vamos por una expectativa de vida solamente y creo que tenemos derecho a buscarla y a conseguirla más allá de un patriotismo o de un nacionalismo. Y allá encontramos una posibilidad diferente a la que se nos dio aquí en México, es decir, aquí nos desahuciaron”.

Refiere que partieron de una lucha de cero en un país que no es el suyo, pero con la esperanza y la fe más grande que cualquier posibilidad económica.

No obstante reconoció la respuesta de algunos amigos colegas que se han solidarizado con la causa, cosa que les ha sorprendido.

-Esto ha sido sorprendente para mí, porque yo tal vez buscando una razón de no ser visto como en una situación de compasión, de lástima, porque como dicen las oraciones, yo prefiero consolar que ser consolado, a dar antes que recibir.

-¿Es difícil eso?

-Sí es muy difícil, por supuesto, pero jamás he sido una persona orgullosa, pero si lo fui qué equivocado estaba. Por instinto natural tal vez podríamos tener un dejo de orgullo y creo que mi caso no era la excepción. Sin embargo creo que es más gratificante cuando reconoces tus debilidades y tus necesidades que están ahí por un imprevisto, por una situación que tú no buscaste, por lo tanto el orgullo queda de lado y te hace más grande. Yo reconozco y en su momento, como lo he dicho, yo voy a dar la cara frente a todos los que han estado con nosotros y los que no lo han estado también, porque el valor del agradecimiento es algo que va dentro de mi familia, de mi persona siempre, antes y después. Tal vez bajo otro panorama, bajo una perspectiva tal vez hasta arrogante, pero hoy, el agradecimiento con humildad solamente fragua victorias.

Como lo dijo antes, Martín Lozano sabe que la situación de su hijo es crítica pero lo asume con entereza.

-No quiero ser un iluso o parecer un iluso o una simple retórica de que estoy cierto de que las cosas van a salir bien. Es que así lo siento, así lo percibo, pero también consciente de que si el plan es otro es aceptado, pero no me da la oportunidad de pensar que no va a ser victorioso, es terrible, es algo complicado porque te trastoca toda la vida, peor cuando uno está acostumbrado a un estilo o a un ritmo, porque nunca esperamos que algo nos saque de ese camino, porque nos imaginamos o pensamos que no nos va a tocar. Lo vemos siempre en otras personas cercanas o queridas, pero es en otras personas, no en nuestro seno más íntimo, más reducido como es la familia formada en este caso por Margarita y por mí. Somos cuatro integrantes del primer círculo familiar, obviamente luego se extiende y luego sigue extendiéndose hacia otro tipo de personas como amistades. Pero yo me doy cuenta que la vida es genial, es maravillosa, obviamente es un proceso donde uno tiene que asimilarla bajo este nuevo cambio. Los alimentos los ingieres sin disfrutarlos muchas veces, las risas no son tus verdaderas risas, tu descanso no es un descanso, tu sueño no es un verdadero sueño pero todo se procesa, todo se modifica hasta que logras encontrar un verdadero equilibrio -concluye Martín Lozano padre.

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