Un milagro para Elsa
Un milagro para Elsa
Por:Carlos Santamaría Ochoa.
enlineadirecta.info.- Nunca esperó Elsa que viajar desde Guatemala en busca del llamado “sueño americano” significaría tener dos oportunidades extraordinarias de vida, que hoy, más que nunca, valora y recibe con el agradecimiento de quien ha sabido vencer a la adversidad. Tampoco sabía que encontraría seres humanos capaces de desprenderse de mucho de lo que tienen para ayudar a sus semejantes.
A sus 23 años, es madre soltera y cuenta una historia que comienza con un aterrador presente, un imprevisible porvenir, y una realidad que la tiene postrada en cama desde el mes de agosto, pero que, gracias a que existen personas con un alto sentido humanitario, que logran poner muy en alto la profesión de médico o enfermera, Elsa está próxima a reunirse con su pequeño hijo Cristopher Abimael ,de cinco años de edad, el que dejó en su natal Guatemala, buscando una forma de vivir mejor, y de huir de la difícil situación que se vive en aquel país.
“No podemos vivir a gusto: nos piden cuotas de protección cuando trabajamos, porque hay muchas pandillas allá –relata angustiada- y casi todo lo que ganamos se los tenemos que dar a ellos”, sostiene triste, al recordar cual fue el motivo de su aventura hacia los Estados Unidos, que culminó en San Fernando, Tamaulipas, en un accidente en el que poco faltó para que perdiera la vida, pero, un milagro, como lo califica ella, la mantiene entre nosotros.
Un accidente cambió su vida
“Cuando tuvimos el accidente, recuerdo que salí disparada de la Van en que nos llevaban a Estados Unidos, quienes nos cobraron seis mil dólares por el viaje; caí luego de ser lanzada al aire, y no recuerdo nada hasta que desperté, moví una mano y se dieron cuenta que estaba viva: ya me habían colocado entre los muertos”, relata pensativa, haciendo un recuento de aquel día en el que su vida cambio para siempre.
En el sitio fue levantada para ser trasladada a la ciudad de Reynosa, donde recibió los primeros auxilios. Ya había dado testimonio de lo que considera, un primer milagro: “Estaba entre los muertos, pero alguien volteó y fue cuando moví la mano, luego, los ojos, y entonces se dieron cuenta que estaba mal herida pero viva, y me llevaron a Reynosa”.
El segundo milagro atribuye a Dios tiene que ver con el diagnóstico inicial que tenía que ver con el bazo reventado; vomitaba sangre y en el hospital les dijeron que le quedaban únicamente horas de vida. Al ser intervenida, el doctor se percató que su órgano, antes diagnosticado con rompimiento, estaba en perfectas condiciones. “El doctor dice que no se explica lo que sucedió”, afirma.
“Mamita: te extraño mucho”
Elsa había salido de Guatemala el día 23 de agosto, y el accidente se registró el día 30: “iba a ir a trabajar a Estados Unidos, con el anhelo de salir adelante, de poder comprar a mi hijo lo que él deseaba; antes de irme, me dijo: mami yo quiero una bicicleta, y yo le dije que cuando regresara se la iba a comprar. Hoy, me dice que quiere que regrese para salir de paseo juntos, los dos”, y su rostro se llena de lágrimas al recordar el motivo de su viaje.
“Hoy –sostiene- ya no quiero ir para allá: quiero estar con mi hijo y que salgamos avante juntos, estar lo más cerca de él”, pide y recuerda la frase que le repite por el teléfono: “mami, te extraño mucho”.
Desde San Martín Jilotepec, el pueblo de donde es originaria, salió pagando a los traficantes de migrantes una gran suma, equivalente a 120 mi pesos mexicanos, es decir, unos 6 mil dólares, y todo, con la esperanza de mejorar su nivel de vida, apenas sostenible en una nación que vive niveles de pobreza extrema.
En el Hospital Civil le albergaron
No puede olvidar que en el Centenario Hospital Civil de Ciudad Victoria le tendieron una mano y el corazón para lograr recuperarse. En Reynosa, recuerda a Francisco, un joven de la clínica del IMSS que estuvo siempre pendiente de su evolución, y quien le ayudó a prepararse para ir a otro centro hospitalario, porque en ese nosocomio ya le habían ayudado suficiente y no podrían ofrecerle más.
Lejos de viajar a Monterrey, se trasladó con su madre a Ciudad Victoria, llegando al Hospital General, donde lamenta no haber recibido atención; su madre, interviene y explica que “la tenían solo con agua y nada más: entre a verla y comenzó a convulsionar, a agitarse y ponerse muy mal, hasta que entró el doctor Vicente Joel (Hernández Navarro) y me dijo que nos llevaría a donde pudiéramos tener atención y para que pudiera regresar a casa (Guatemala), y es cuando la ingresan al legendario Hospital Civil, el sitio donde miles de tamaulipecos y de otros sitios han salvado sus vidas durante más de un siglo.
Inmediatamente la atienden por indicaciones del director, doctor Jesús Flores Robles, y el subdirector, doctor Eduardo Martínez Bermea; Elsa Nohemí no puede olvidar la ayuda del doctor Vicente “y de la enfermera Paola Linnete Berrones Martínez, y muchos más del personal que siempre estuvieron pendientes.
Ayuda eh medicamentos, en especie… en oración
Recuerda Elsa el apoyo que ha recibido de parte de quienes se preocuparon por su salud y colaboraron con medicamento, mucho del cual le fue otorgado en el Hospital, en una acción totalmente humanitaria; también agradece al doctor Vicente, a las enfermeras y a quienes en forma desinteresada le llevaban a ella y su madre medicinas, alimento y consuelo, oraciones y frases de aliento.
“Toda esa ayuda ha permitido que mi hija se recupere”, dice su madre quien destaca que “mi hija es un milagro: se puede mover y caminar para la gloria de Dios y la ayuda de tan maravillosos doctores.”
A poco más de dos meses, este miércoles Elsa Nohemí hizo su primera caminata desde aquel trágico accidente: salió de su cuarto –el 112- y fue a enfermería, apoyada siempre en su madre y el personal que ha brillado por su alto sentido humanitario. Está muy agradecida y lista para partir en unos días rumbo a casa, para reunirse con Cristopher Abimael, quien le espera para que puedan recomenzar una nueva vida juntos.
Mi recuperación ha sido muy positiva en estas dos semanas: me curaron de todo lo que yo traía: venía con una infección y problemas de la columna. Todos los doctores que han pasado aquí me han ayudado mucho; estoy muy agradecida con ellos y con el Hospital Civil”, externó.
Feliz, porque regresa a casa
Como si fuera arrancada de un libro de cuentos, en los que el final es siempre feliz, Elsa Nohemí regresará a casa dentro de cinco o seis días, después de haber tenido, como su madre y ella sostienen: dos oportunidades más de vida, y el milagro que ha obrado en ellas para poder ver a esta jovencita centroamericana sonreír con la esperanza de volver a abrazar a su pequeño Cristopher, la razón de sus desvelos y sus esfuerzos, para comenzar lo que ella llama: una nueva oportunidad para vivir.
Pide un favor especial: “quiero agradecer a los doctores del Hospital Civil que nos han atendido en una forma humana y generosa, como nunca habíamos experimentado, y agradecer a Dios porque estén en nuestro camino y en el de muchos que, como yo, tienen necesidades y no cuentan con recursos para hacer frente a ellas. No tengo forma de agradecerles su apoyo, así como al doctor Vicente y a Paola, y a cada uno de los que hicieron un acto de caridad con mi persona
Seguramente, cuando el pequeño Cristopher Abimael crezca, recordará estos días con una nostalgia de haber podido perder lo que más valora, pero con el agradecimiento hacia quienes salvaron la vida de su madre Elsa Nohemí, y le permitirán construir un prometedor futuro en su natal Guatemala.